MALTES
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Otros nombres para esta raza son Maltese (en Inglés), Bichón Maltés, Bichón Maltais y Malteser.
Su origen suele situarse hace más de 2.800 años, en la isla de Meleda, y las primeras referencias que se tienen de la raza se las debemos posiblemente a los egipcios. En tumbas de algunos faraones han aparecido estatuas que recuerdan al bichón maltés en el siglo XIII a. C. En el siglo IV a. C., Aristóteles hace mención a estos perros, a los que les pone el nombre de canes malitenses.
El Maltés es uno de los perros de compañía más antiguos, y es obvio, por tanto, que con el advenimiento del imperio romano tuviera también éxito entre las familias de la nobleza. Numerosísimos son los testimonios iconográficos de muchos maestros de distintas épocas que se ocupan de este simpático animal que, con el pasar de los siglos, se difundió por todos los países Europeos, llegando al máximo de su notoriedad durante el Renacimiento.
Los antepasados de esta raza vivían en las zonas portuarias de las ciudades marítimas del mediterráneo con la misión de cazar las ratas y ratones que se acumulaban en los barcos y almacenes. Su nombre, Maltés, parece venir del vocablo málat, que significa puerto.
Son excelentes animales de compañía, limpios, vivaces, inteligentes, cariñosos y tiernos, con la eterna apariencia de pequeños cachorros. No es un perro muy ladrador aunque la curiosidad lo lleva a ladrar.
Delicioso y pequeño perro de compañía, el Maltés se diferencia de sus otros compañeros de grupo por su carácter equilibrado y tranquilo, que nunca se pone en evidencia con manifestaciones de "histeria".
Se encariña muchísimo con su amo, con el cual le gusta jugar y divertirse, demostrando de esta manera una inteligencia, una rapidez y una vivacidad realmente excepcionales. Estas cualidades han hecho que, durante siglos, fuera uno de los perros de compañía más difundidos.
El maltés también se caracteriza por su cráneo redondo, trufa negra, orejas caídas y peludas, ojos atentos y muy oscuros, patas cortas y rectas y una cola elegante y plumosa.
Pesa entre 1,8 y 3 kilogramos y puede medir hasta 25,6 centímetros. Tiene pelaje largo y sedoso de color blanco puro que cuelga a los lados desde una raya que va desde la trufa al nacimiento de la cola.